Teresa Mulet. Informe (1999-2016). Muertes violentas en Venezuela. Por Félix Suazo

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Desde 2011 la diseñadora y artista visual venezolana Teresa Mulet ha sostenido una indagación centrada en el problema de la violencia, tópico central de dos de sus muestras individuales: Cada-ver-es. Cada-vez-más (El Anexo/Arte Contemporáneo, Caracas, 2011) Tipo inútil (ONG, Caracas, 2014). Su estrategia ha sido la del cruce de procedimientos gráficos, performáticos e instalatorios, los cuales encara a partir de patrones de reproducción que emulan el efecto reiterado de la violencia. Entre números que se multiplican y palabras dobles que aniquilan el sentido recto del lenguaje, su propuesta enfoca la precariedad del estado de derecho en Venezuela, la impunidad y el menosprecio de la vida humana.

Informe 1999-2016, libro de artista en 100 ejemplares impreso en papel, cartulina y guarda de plástico troquelado, es una obra de síntesis que engloba simultáneamente las búsquedas de la autora y la situación país en materia de homicidios a lo largo de dieciocho años del gobierno actual; es, por tanto,  un testimonio gráfico y estadístico de lo que significan 283.366 víctimas, individualizadas, contadas una a una, año tras año. Más que “un libro” es una obra que compendia un problema -artístico y social-, coherentemente razonado, en lo visual, en lo conceptual y en lo ético. Su metodología performática -ese conteo infame de muertos- reproduce la mecánica indetenible del crimen, línea tras línea, folio tras folio, hasta constituir un volumen de dieciocho páginas de números que son personas sin nombre, omitidas, disimuladas, premeditadamente suprimidas de los reportes oficiales. Al final del libro, cuando ya no hay más nada que contar, solo queda un pliego de plástico negro -alegoría forense- desplegado como una mortaja común, impoluta e indiferenciada; acaso una envoltura luctuosa para acoger a esos miles de cuerpos ausentes cuya identidad fue reemplazada por una cifra oscura.

La propuesta conjuga lo industrial (planchas, impresión offset, corte, doblado) y lo artesanal (encuadernado, cosido, troquelado), aspectos técnicos que comportan también una reflexión sobre el proceso artístico y el estatuto del libro como objeto estético y de comunicación.

Ya en un trabajo precedente titulado Ejercicio volumen (2014-2017), Mulet había tanteado el paralelismo entre el proceso editorial y los homicidios en el país en un “libro-tótem” realizado con maculaturas, donde cada hoja desechable era un individuo asesinado. En la versión realizada en 2014 hizo una columna de 2.50 metros aproximadamente con 24.763 hojas de papel en alusión al número de fallecidos violentamente en 2013, basándose en un informe del Observatorio Venezolano de la Violencia.  En 2017, para la exposición colectiva Caracas intervenida (Casa de Hacienda La Trinidad, Caracas, 2017), la propuesta establece un marco comparativo entre las cifras de muertes violentas de 1999 (año en que asume el poder el gobierno actual) y el periodo 2008-2016 (lapso en que los homicidios se incrementaron drásticamente), resultando una suerte de infografía tridimensional compuesta por diez columnas de altura variable.  En ambos casos, el “libro-tótem” es monumento y también es lápida; un expediente antropométrico que corporeiza la ausencia, ofreciendo una idea “mensurable” de la perdida a partir de la acumulación.


En otro trabajo donde se redimensiona la idea del libro en relación con el tema de la violencia es Ejercicio contable (2014), donde la suma de los muertos -siempre uno a uno- se realiza de manera literal y consecutiva, en una calculadora mecánica. El libro es aquí -en cuanto sucedáneo de un acta de defunción múltiple- un rollo de papel continuo, sin lomo, ni portada, ni contraportada, quedando únicamente la fatigosa inscripción del número 1 y los signos de +. Es solo la “tripa” enrollada y desnuda, sin encabezado ni colofón; el legajo de una acción que consiste en contar vidas perdidas, sin ninguna otra peripecia ni incidencia, excepto la fatalidad de su ocaso inmerecido. 


No obstante, más allá del concepto de libro, la operación de “contar-imprimir” se reitera en otros trabajos de la artista como la instalación gráfica sobre plástico negro Cada-ver-es. Cada-vez-más (2011), la serie segráfica Sello ministerial (2012) y la vídeo animación Homenaje a Perna (2012). Dichas obras son, apenas, algunos ejemplos previos de una práctica de la [trans] –disciplina- donde la autora plantea un redimensionamiento crítico de los distintos medios empleados. En suma, lo anterior delinea la plataforma que sostiene su propuesta y el horizonte que le sirve de referencia, tanto en lo relativo al contexto país como en lo que tiene que ver con las herramientas y procesos que utiliza. En tal sentido, el libro Informe 1999-2016 es -según apuntamos arriba- una obra de síntesis, que resume contenidos y soluciones de una alta pregnancia cívica y artística. 


Félix Suazo

Caracas, 30 de diciembre de 2017

 

Recientemente este libro ha estado expuesto en la exposición individual:
IN_CONTABLE. ejercicios visuales sobre la violencia
en La Casa Elizalde, Barcelona 2018